[Todo empezó...], Rubén Abella

jueves, 28 de abril de 2011
Casa abandonada 103, Kevin Bauman


Todo empezó con las pintadas obscenas. La nueva maestra pidió ayuda a la policía, pero las pesquisas un tanto desganadas de los agentes del orden no condujeron a nada. Luego vinieron las ventanas apedreadas, las cartas anónimas, los mensajes en la mesa del aula. Todo Kintampo fue interrogado, pero resultó imposible descubrir al culpable. Un mes después de su llegada la maestra se encontró las gallinas degolladas en el jardín. Aterrada, recogió sus cosas y se marchó.

Samuel, su vecino, la vio alejarse cargada con las maletas y, una vez más, sintió fuego en su interior. Poseído por el temblor del deseo, entró en la cocina y llenó un vaso de agua. Mientras bebía pensó en su mujer, en sus hijos, en los vecinos. Convencido de que había hecho lo correcto, dejó el vaso en el fregadero y rompió a llorar.


Rubén Abella, No habría sido igual sin la lluvia, NH, Madrid, 2008, p. 43.

0 comentarios: