OTRO
No soy yo pero sus conocidos me saludan en la calle.
Como en su misma mesa.
A la noche me acuesto en su cama.
Su mujer no le es infiel. Realmente somos iguales y yo mismo podría confundirme.
Antonio Fernández Molina, Las huellas del equilibrista, Menoscuarto, Palencia, 2005, página 95.
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