Si os cuento que me fui de copas con un Unicornio seguro que no os lo creéis. Sabéis que no tengo ni un céntimo de euro y que los Unicornios son unos rácanos.
Julián Sánchez Caramazana, Venidos del miedo, Páginas de Espuma, Madrid, 2007, p. 70.
"Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo", Julio Cortázar.
2 comentarios:
Vale, no tienes ni un céntimo de euro y los Unicornios son unos rácanos, pero a mí ya casi nada me asombra, inverosimil o no. Otra cosa sería que me dieras más datos, por ejemplo, cómo y dónde acabasteis abrazados cantando Asturias patria querida... Beso.
Bueno, sí, es verdad: bastante más que achispados, nos lanzamos a cantar; el problema es que mi Unicornio se emocionó tanto que hasta parecía que relinchaba, y las quejas de los demás clientes del bar nos hicieron huir al galope de allí. Arañamos a la noche alguna hora más, y aunque no le he vuelto a ver el pelo (ni siquiera una pluma raída de sus alas), todavía hoy siento sus huellas: en la tintorería ya se han preguntado por qué no salen de mis sábanas esas extrañas manchas en forma de herradura.
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