La tierra de los recuerdos olvidados, Kasia Derwinska
El pasado se relega al olvido, mon capitaine, pero nada puede comprarlo. Ya nadie se interesa por usted, aparte de usted mismo. El mundo ya no sabe quién es usted y Dios no existe. (…) No es ningún secreto. Tenemos tan poca memoria. Desparecemos como generaciones de hormigas y todo ha de empezar de nuevo. El mundo es un pedagogo mediocre, mon capitaine, no sabe más que repetir indefinidamente las cosas y somos escolares renuentes, mientras la lección no se haya inscrito dolorosamente en nuestra carne, no escuchamos, miramos para otro lado y nos indignamos ruidosamente cuando se nos llama al orden.
Jerôme Ferrari, Donde dejé mi alma, Demipage, Madrid, 2013, pp. 27-28.
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