La muerte verde, Odilon Redon
No sé si uno puede conocer (o decir que conoce) a una mujer por haber pasado unas noches con ella, pero conocía la intensidad de Ida y eso era todo. La voluntad de ir hacia algún lado sin pensar en el regreso ni en las consecuencias. No iba a poder terminar ninguno de sus proyectos, todo se había cortado de pronto. Era tan joven, además, eso era todavía más triste. Tendría que haber una señal que identificara a los que mueren sin envejecer.
Ricardo Piglia, El viaje de Ida, Anagrama, Barcelona, 2013, p. 82.
0 comentarios:
Publicar un comentario