[Hasta que hayan llegado todos los trenes], Carlos Castán

miércoles, 29 de abril de 2015
Nocturno de la vías, Marta Zamarska


   Te esperaré el domingo en el andén hasta que hayan llegado todos los trenes. Si no vienes, regresaré a la ventana fría de mi casa con los pies mojados y el animal que me devora desde dentro la garganta. Si vienes la primavera será posible, y la música y las hadas, y la tarde olerá a bailarinas corriendo junto al mar.
   Mañana esta carta atravesará la noche en un vagón oxidado hasta donde tú estés y elijas, en nombre de los dos, las flores o las espinas. Hagas lo que hagas mi amor será el mismo y seguiré sin acertar con las palabras que debieran nombrarlo.
   Recibe uno de esos besos larguísimos de, por ejemplo, 1985, que no puede ser que hayas olvidado, y que hacen que empiece a morir sólo de pensar, por un momento, que quizá ya nos dimos el último.
  

Carlos Castán, "Muchas veces, querida Laura", Museo de la soledad, Espasa, Madrid, 2000, p. 39.
 

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