Noche, Edvard Munch
Cuando estábamos ya muy dentro de la cañada, decidimos dar la vuelta. Había pasado una noche de dolores, dijo el pintor. «Siempre que intento aliviar mis dolores se hacen mucho peores aún. La verdad es que, en el fondo, no existe lo insportable», dijo, «porque lo insoportable tendría que ser la muerte, y la muerte, sin embargo, no es insoportable. Comprende usted».
Thomas Bernhard, Helada, Alianza, Madrid, 2014, p. 292.
0 comentarios:
Publicar un comentario