Lenguaje roto, José Parlá
Hay momentos en que olvidas a qué obedece todo esto, por qué en su día empezaste y a dónde quieres llegar. Nos pasamos toda la vida rodeados de lenguas que no acabamos de descifrar, que acabamos de entender. De ahí los cuentos de hadas sobre anillos mágicos que te dan acceso al idioma de los pájaros y las bestias. Pero incluso nuestros seres más queridos hablan un idioma que no acabamos de entender por completo. No falla, las cosas más importantes no se dicen o se dicen de forma equivocada. No falla. Yo he escrito para escurrir el desconcierto y la evasión, igual que se escurre una toalla para que suelte el agua. No para decir algo, sino para aclarar las cosas de modo que se pueda decir algo. Nunca lo he conseguido. Mis palabras han sido toscas, les ha faltado fluidez, y cada frase que escrito, en lugar de mantenerse ahí como una roca, no llevaba sino el eco de mi propia voz quejumbrosa y a ratos petulante. Supongo que es por eso por lo que uno sigue intentándolo una y otra vez.
Gabriel Josipovici, Moo Park, Cómplices, Barcelona, 2012, pp. 161-162.
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