El alma apasionada en la cama de los sueños, Martha Mosquera Arias
Nos es concedido un intervalo de tiempo y después nuestro lugar en el mundo desaparece para siempre. Algunos consumen este intervalo en una apatía total, otros en grandes pasiones; los más sabios, al menos entre «los niños de este mundo», en las artes y la música. Pues nuestra única opción consiste en expandir ese intervalo, en que nuestro corazón dé los máximos latidos dentro del tiempo dado. Las grandes pasiones nos pueden dar un sentido acelerado de la vida, amor en forma de éxtasis o de dolor, los variados tipos de actividades entusiásticas, desinteresadas o no, que nos llegan de forma espontánea a la mayoría de nosotros. Pero ten por seguro que es la pasión la que te puede ceder ese regalo de la conciencia acelerada y múltiple. En esta sabiduría el rango más alto lo ostenta la pasión poética, el deseo de belleza, el amor al arte por el arte; pues el arte no te asegura otra cosa que intensificar y purificar al máximo cada momento de tu vida, y sin esperar nada a cambio.
Rudyard Kipling, «Literature», Writing on writing, Cambridge, Cambridge University Press, 1996, p. 49. Traducción de Tomás Cuadrado en Harold Bloom, Cuentos y cuentistas, Páginas de Espuma, Madrid, 2009, p. 148.
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