Pesadilla #13, Stefano Bonazzi
Sospechó, de golpe, lo que todos llegan a
comprender, más tarde o más temprano: que era el único hombre vivo en un
mundo ocupado por fantasmas, que la comunicación era imposible y ni
siquiera deseable, que tanto daba la lástima como el odio, que un
tolerante hastío, una participación dividida entre el respeto y la
sensualidad eran lo único que podía ser exigido y convenía dar.
Juan Carlos Onetti, El astillero, Cátedra, Madrid, 2001.
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