Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste, William Turner
No llegó a lanzarse, y en cambio sus ojos se colmaron de un desgarro inequívoco. La vida era un tren que se marchaba.
"Nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo", Julio Cortázar.
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