Escribo pisando arenas movedizas y nubes a la deriva. Escribo para confesar lo inoportuno. Para darle lentitud a la quimera. Para hablar con las almas en tumbas, con cada lirio, con los vagabundos y sus perros. Escribo para imaginar lo que aún no he sido. Para escapar de mí y pocas veces reencontrarme. Escribo para amar lo insoportable.
Carlos Skliar, Hablar con desconocidos, Candaya, Barcelona, 2014, p.95.
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