Te estoy mirando mientras frotas la Lámpara Mágica. Es preciosa, brillante y de color oro viejo. Lo haces a toda velocidad, con los dedos corazón y anular de la mano derecha. Es algo violento pero no es violento en absoluto. Por tu cuerpo desnudo, tumbado a lo largo, delicado y lechoso y rosado a veces. Porque repentinamente te sacuden varios espasmos, y es entonces cuando al fin sale el genio. Te concederá tres deseos, y tú le pedirás otros tres genios que a su vez te concederán más deseos, y así sucesivamente hasta que los deseos se transforman en un solo Deseo que lo anega todo y que es principio y fin en sí mismo. (Yo me arrodillo, inclino servilmente la cabeza, abro la boca y extiendo los dos brazos al tiempo que tú me agarras por la nuca y empujas con fuerza y mi cara se hunde entre tus piernas y oh Dios Misericordioso das de beber al sediento.)
Nacho Vegas
Ilustración: Pablo Gallo
Pablo Gallo, El libro del voyeur, Ediciones del Viento, La Coruña, 2010, pp. 22-23.
2 comentarios:
Oh!
Nan
Carambacarambitacarambirulí!!!
¿Esta apología es efecto secundario de algún tarea intercultural?
Caramba, ¡cómo están España y Corea!
¡También Polonia!
¡No me lo puedo creer!
Bien podría ser un efecto secundario, es lo que tiene combinar, entre otras cosas, el multiculturalismo con ciertos excesos medievales. Quizás la próxima vez deba colgar un fragmento de Cárcel de amor con una ilustración de Leriano postrado en cama moribundo, y así se equilibra la balanza un poco.
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