Naturaleza viva, Frida Kahlo
Cualquier ética que exija disciplina es en el fondo inválida. Nada que sea natural exige disciplina: comer, dormir, defecar, copular, reírse, llorar. Las cosas verdaderamente naturales no se hacen porque nos suene de repente una campana en la cabeza; se hacen porque es natural hacerlas. Por otra parte, si a lo que aspiramos es a convertirnos en seres humanos completos, ¿no deberíamos vivir el registro más amplio de emociones humanas posibles? ¿Por qué es aceptable el amor, y no el odio? ¿Por qué ha de cultivarse la mesura, o la castidad, y no el exceso, el derroche, la lujuria? En último término, todo aquello que nos ayude es bueno. El resto no es que sea malo; es que carece de importancia.
Roger Wolfe, Siéntate y escribe, Huacanamo, Barcelona, 2011, p. 73.
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