LOBOTOMÍAS, II
Le habían aconsejado que dejara los recuerdos sueltos por la casa o por las calles, protegiéndolos al paso para que no se lastimen. Pero un día que se sentía demasiado deprimido decidió pasar a la clínica para que le extirparan de una vez todos los recuerdos tristes y desorientadores. Hoy anda con una sonrisa permanente y está todo el día rodeado de gente. No es que haya ganado nuevas amistades: son los desconocidos de siempre, que creen que se ganó la lotería.
Juan Armando Epple, Con tinta sangre, Thule, Barcelona, 2004, p. 73.
Le habían aconsejado que dejara los recuerdos sueltos por la casa o por las calles, protegiéndolos al paso para que no se lastimen. Pero un día que se sentía demasiado deprimido decidió pasar a la clínica para que le extirparan de una vez todos los recuerdos tristes y desorientadores. Hoy anda con una sonrisa permanente y está todo el día rodeado de gente. No es que haya ganado nuevas amistades: son los desconocidos de siempre, que creen que se ganó la lotería.
Juan Armando Epple, Con tinta sangre, Thule, Barcelona, 2004, p. 73.
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