CEGUERA
«Hoy no podrás verme» —dijo ella, y su voz sonó áspera y suave al mismo tiempo, como una lengua de gato, al otro lado del hilo telefónico. Fue como si una trampilla se hubiera abierto bajo mis pies. Cuando colgué, tuve que palpar el vacío que ya me separaba del teléfono.
Al teléfono, Alexandr Rodchenko
Juan Gracia Armendáriz, Cuentos del jíbaro, Demipage, Madrid, 2008, p. 117.
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