Negarle sentido a la vida es tan absurdo como pretender afirmar su sentido por encima de todas las cosas. El sentido de la vida es el de una cerilla que arde: su razón de ser es su combustión. En esa combustión habría que saber quemarse.
Roger Wolfe, Siéntate y escribe, Huacanamo, Barcelona, 2011, p. 66.
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